Los Tres Cerditos (Versión en Verso Rimado)


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Versión Clásica en Prosa

 

Este dibujo lo envió MILI, 6 años, de Murcia, España.
Envía el tuyo sobre este cuento o cualquier otro y lo vas a ver publicado también.
Había una vez tres hermanos cerditos que abandonaron la casa familiar un verano, buscando aventuras y juegos divertidos por el bosque.

Cuando se aproximaba el otoño con su aire frío y amenazador de invierno, decidieron poner fin a ese viaje de aventuras y asentarse en un lugar construyendo cada uno de ellos un hogar donde refugiarse.

El cerdito más perezoso construyó una casita de paja, pues estaba muy ansioso de terminar rápido el trabajo para ponerse a jugar nuevamente

Es demasiado frágil!!! le dijeron sus hermanos, pero él no los escuchó.

El segundo cerdito, un poco menos perezoso, pero igual de cabeza dura, decidió construir la suya con tablas de madera, y después de varios martillazos terminó su casa en un par de días, también deseoso de volver a la diversión y los juegos.




El tercer cerdito, muy por el contrario, como era muy sabio, decidió olvidar el juego durante un tiempo algo prolongado a cambio de conseguir con el trabajo de sus propias manos y su esfuerzo personal, una casa muy sólida y duradera.

Y así, ladrillo tras ladrillo como si fuera un albañil, el tercer cerdito seguía construyendo su casa mientras sus hermanos jugaban y se burlaban de él por no querer jugar con ellos.

No pasaron muchos días cuando unas grandes huellas sobre la tierra, avisaron a los cerditos que merodeaba un lobo feroz y ellos para protegerse se refugiaron cada uno en su casita.

Esa misma noche, se apareció el lobo frente a la casita de paja y muy hambriento como estaba, gritó al cerdito perezoso:

Ven cerdito, sólo quiero hablarte, le dijo.




Como el cerdito se negó a salir, el lobo infló sus pulmones de aire y sopló fuerte frente a la débil casita de paja, que al instante se desmoronó por completo, dejando desprotegido al cerdito que corrió hacia la casa más próxima que era la de madera.

Enfurecido el lobo al ver que había escapado el cerdito, se dirigió hacia la otra casa, la de madera y otra vez gritó para ver si lograba que salieran los cerditos para poder comérselos. Salgan cerditos. Sólo quiero hablar con ustedes!!!

En el interior de la casita de madera, los dos cerditos hermanos habían puesto cosas contra la puerta para que ésta resistiera. Pero fue en vano, el lobo volvió a inflar sus pulmones con tanta fuerza que al soplar, las tablas de la casa se fueron cayendo una a una.




El tercer cerdito, el más sabio, que había estado mirando desde una de las ventanas de su fuerte y sólida casa, abrió rápidamente la puerta para recibir a sus hermanos y librarlos de las zarpas filosas del lobo feroz.

Ya dentro de la casa, los tres cerditos se sintieron seguros y tranquilos. El lobo una vez más se ubicó frente a la puerta y comenzó a soplar. Y sopló y sopló, pero la resistente casa construida por el cerdito sabio se mantuvo firme.

Malhumorado y cada vez más con más hambre, el lobo decidió meterse por el hueco de la chimenea.

Rápido, encendamos el fuego, dijo el cerdito sabio, dándose cuenta del nuevo plan del lobo que al bajar por la chimenea cayó sobre el fuego.

Los cerditos reían felices al ver cómo salía el humo de la cola del malvado lobo que se dio por vencido y salió corriendo hacia el bosque.



Desde aquel día los tres hermanos cerditos fueron muy felices, y los dos perezosos escarmentaron, aprendieron de esa experiencia decidieron y dejaron la pereza a un lado y trabajaron duro para vivir tranquilos ante cualquier situación adversa que se les presentara.

Lejos, desde el bosque, miraba el lobo las fuertes y grandes casas construidas por los tres cerditos y sus enormes chimeneas, y se dice que no se animó a volver por allí nunca jamás.



Y COLORÍN COLORADO

este cuento ha terminado


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