Había una vez un reno muy especial que se llamaba Rodolfo. Desde que nació se destacó por una particularidad: su nariz era roja, grande y brillante, como si fuera una poderosa linterna. Esto hacía que los demás renos se burlaran de él diciéndole que su nariz era igual a la de un payaso.
Por eso Rodolfo, que sufría mucho por las burlas permanentes, se fue alejando cada día más de los otros renos, aislándose y se sumió en una gran tristeza.
Un día, triste como estaba, se decidió a abandonar el pueblo donde vivía en busca de un lugar donde nadie se burlara de él por su nariz roja y brillante. Y así emprendió una larguísima caminata que duró años.
Pasaron los años y estando cerca la Navidad, Rodolfo seguía en soledad su caminata sin rumbo.
Por su parte, Papá Noel se estaba preparando para hacer el reparto de regalos a todos los niños del mundo. Ultimaba los detalles, acomodaba a sus ocho renos en el trineo y de pronto, una terrible niebla cubrió todo impidiendo que se pudiera ver ni siquiera lo que estaba cerca.
Papá Noel se dió cuenta que ante esa oscuridad, no iba a poder realizar el reparto de regalos y comenzó a pensar en una solución para poder cumplir con su misión, como cada año.
Fue en ese momento que sucedió algo inesperado. En medio de esa oscuridad absoluta Papá Noel pudo ver a la distancia una luz roja y muy brillante que iluminaba el camino.
La curiosidad lo hizo seguirla con su trineo y cuando se acercó lo suficiente comprobó que esa gran luz roja y tan brillante era: la nariz de Rodolfo!!!
Maravillado por el descubrimiento que había hecho, Papá Noel le pidió a Rodolfo que se uniera a ellos guiando al trineo.
Rodolfo, que no salía de su asombro, y emocionado, aceptó la propuesta de Papá Noel, y con su nariz roja fue iluminando la noche y rompiendo la bruma de la neblina, encabezando el trineo.
Así fue como el reno Rodolfo se había convertido en el guía de Papá Noel!!!
Y con mucho entusiasmo y alegría guió el trineo hacia cada casa del mundo para cumplir con el reparto de regalos a cada niño y niña en cada Navidad.
Fue de esta manera como Rodolfo se convirtió inesperadamente en el héroe que permitió a Papá Noel cumplir con su misión ese año.
Su nariz roja no solo iluminó el camino, sino que también iluminó los corazones de todos aquellos que se burlaron de él en el pasado. Los niños del mundo recibieron sus regalos gracias a la colaboración y el esfuerzo de Rodolfo, y así se convirtió en el reno más querido y admirado por encima de los ocho renos que desde siempre acompañaban a Papá Noel. Rodolfo, que alguna vez se había sentido muy solo y avergonzado, descubrió su verdadera valía.
Desde entonces, cada Nochebuena, Rodolfo va al frente del trineo de Papá Noel, marcando el camino entre la oscuridad, la nieve y la neblina, y nunca nadie más se volvió a burlar de Rodolfo por su nariz, sino todo lo contrario.
Y así fue cómo Rodolfo, el reno, nunca más se volvió a sentir mal por ser quien era, y pudo sentirse feliz y orgulloso de su rara nariz roja, siendo capaz de guiar como nadie el camino del trineo de la Navidad.
Y COLORÍN COLORADO
este cuento ha terminado
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